viernes, 4 de septiembre de 2015

BACHILLERATO. FICHA 5.

MI REFLEXIÓN PERSONAL.

La mayoría de las veces, los defectos que vemos en los demás son nuestros propios defectos.


         "Perdone, señor", dijo un tímido estudiante, "pero no he sido capaz de descifrar lo que me escribió usted al margen en mi último examen..."

         "Le decía que escribiera usted de un modo más legible", le replicó el profesor.


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          "Querido", le dijo una mujer a su marido durante una fiesta, "sería mejor que no bebieras más. Ya estás empezando a parecer borroso."


FAMILIAS.




  • La verdadera diferencia religiosa      no es la diferencia entre quienes dan culto y quienes no lo dan, sino entre quienes aman y quienes no aman.



1 Jn 4,7-8. 
 7Amigos míos, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. 8El que no ama no tiene ni idea de Dios, porque Dios es amor.


PODER.


           Es necesario definir con claridad qué se entiende bajo este término (desde una óptica cristiana) apoyada en el Evangelio de Marcos.

           El poder puede definirse de modo muy general como la posibilidad de imponer la propia voluntad sobre la conducta de otros (Weber). Se trata, pues, de un dominio que impone sumisión.

           Los instrumentos del poder son tres:

1) La capacidad para intimidar, que usa la violencia y la coacción y amenaza como castigo.

2) La capacidad de recompensar, que compra la adhesión con la promesa de estima, riquezas u honores, explotando la ambición de los otros y su deseo de seguridad.

3) La capacidad de persuadir, que inculca una ideología que exalta el poder y presenta la obediencia y la sumisión como un bien deseable; se aureola de autoridad en el saber y en el obrar, y explota la ignorancia o la falta de criterio y espíritu crítico.

        La sumisión por temor (1) hace cobardes; la sumisión por ambición (2) hace despreciables; la sumisión por ignorancia o falta de espíritu crítico (3) hace infantiles, gregarios.

         Los tres instrumentos se combinan de maneras muy diversas. El gran triunfo del poder está en hacerse venerar e incluso amar por aquellos que oprime.

         Hay que distinguir el poder de la autoridad; brevemente, puede oponerse de la manera siguiente:

         Poder: Dominio basado en el temor (violencia), en la ambición (recompensa) o en la credulidad y falta de espíritu crítico (persuasión). Impone la sumisión; mantiene o aumenta la desigualdad entre el poderoso y los súbditos.

        Autoridad: Servicio basado en la competencia personal (carisma). Lleva a la maduración de los otros y va haciendo disminuir la desigualdad.

       Fuente de poder es, en primer lugar, la personalidad del líder, que puede imponerse por la fuerza física, por su capacidad intelectual, por su elocuencia o por la impresión que da de seguridad o certeza.

      Una segunda fuente de poder es la riqueza, que hace a otros dependientes del poderoso, que puede sobornar o comprar voluntades.

      La tercera, de importancia decisiva, es la organización, con la que el poder se mantiene mediante la fuerza (policía y ejército) o mediante la persuasión (aparato de propaganda y difusión de su ideología).

        Muchos de estos aspectos del poder aparecen en el evangelio de Marcos, referidos sobre todo a la institución religiosa judía; en menor medida, a los poderes civiles. La insistencia de Mc sobre el poder y dominio ejercidos por la institución religiosa judía se debe al gravísimo abuso de que ésta utilizase el nombre de Dios para justificar su ideología y su opresión sobre el pueblo.

           La violencia del poder religioso se manifiesta en el evangelio en los propósitos de eliminar a Jesús (3,6; 11,18; 14,1), que culminan en su condena a muerte (14,64). El poder civil muestra su arbitrariedad y violencia en la prisión y muerte de Juan Bautista (6,17.27) y en la condena de Jesús a morir en cruz (15,15).

         El poder de persuasión se basaba en primer lugar en el carácter teocrático del sistema judío, que lo revestía de un halo de santidad, eficaz para encubrir su injusticia; en segundo lugar, en la veneración por el culto y el templo: aunque éste se había convertido de hecho en una empresa financiera, el pueblo se sometía sin protesta a la explotación económica que ejercía en nombre de Dios; por último, en el prestigio de los letrados y en el carácter divino que atribuían a la tradición que ellos habían ido creando. La facción farisea disponía además de una organización muy eficaz, la institución sinagogal, a través de la cual, y mediante la predicación, instilaba en el pueblo su ideología. Esta facción marginaba sectores del pueblo (1,39-45; 5,24b-34), infantilizaba a los fieles en el legalismo (3,1-5; 5,21-24a) y, gracias al prestigio de los letrados, los dominaba hasta el punto de hacerles negar su propia evidencia (6,1b-6).

             Jesús es todo lo contrario. Rechaza el liderazgo de poder (1,25.33.34.36-38; 3,9-11) y previene a los suyos contra toda ambición de rango o ejercicio de poder dentro de la comunidad (9,35; 10,42-45). No presenta resistencia cuando van a prenderlo (14,48s). No se impone a sus discípulos, los trata como amigos (2,19) y, a sus seguidores en general, los considera familiares suyos (3,35). En lugar de dominar, Jesús pone su vida al servicio de los demás y hace del servicio el rasgo distintivo de sus seguidores. Al crear el nuevo Israel ("los Doce"), le da una misión universal al servicio de la humanidad (3,14-15), eliminando de él la aspiración hegemónica propia del judaísmo.

            Para emancipar al pueblo del dominio ideológico que sufre, le enseña, despertando su espíritu crítico (1,22), y ofreciéndole criterios para juzgar la realidad de sus dirigentes (12,38-40). Se enfrenta con los que oprimen al pueblo y restaura la integridad de los oprimidos permitiéndoles su desarrollo personal (3,1-7a). Ofrece su alternativa a los marginados por el sistema (5,24b-34).

        Jesús, por tanto, contrapone a la ideología del poder un ideal de igualdad para los hombres y los pueblos, que excluye toda discriminación y fomenta la solidaridad entre ellos. Quiere que el hombre sea libre y autónomo (2,11-12.18-22.23-26) y que actúe por convicción personal (1,43), no por imposición de códigos o sistemas (2,28; 7,1-5).

        La sociedad propone como medio de realización humana la integración en el orden establecido, religioso o civil, recabando la sumisión a ese orden. Jesús, por el contrario, propone como ideal la plenitud humana, el despliegue de las potencialidades del hombre, que éste va alcanzando a medida que está movido por su Espíritu. De este modo, el seguidor de Jesús es el que hace del amor que comunica vida su única norma de conducta, sin temor a la hostilidad que esto provoque contra él por parte de los sistemas de poder y sus ideologías.


PERDONAR. SIEMPRE.


  • Juan 15,12-17.
    12. Éste es el mandamiento mío: que os améis unos a otros igual que yo os he amado.
    13. Nadie tiene amor más grande por los amigos que uno que entrega su vida por ellos.
    14. Vosotros sois amigos míos si hacéis lo que os mando.
    15. No, os llamo siervos, porque un siervo no está al corriente de lo que hace su señor; a vosotros os vengo llamando amigos, porque todo lo que le oí a mi Padre os lo he comunicado.
    16. No me elegisteis vosotros a mí, os elegí yo a vosotros y os destiné a que os pongáis en camino, produzcáis fruto y vuestro fruto dure; así, cualquier cosa que le pidáis al Padre en unión conmigo, os la dará.
    17. Esto os mando; que os améis unos a otros.

    EXPLICACIÓN.
     El mandamiento que constituye la comunidad y le da su identidad (13,34) es, al mismo tiempo, el fundamento de la misión (12). Donde no existe comunidad de amor mutuo como alternativa a la sociedad injusta, no puede haber misión. Señala Jesús cuál es la cima del amor (13,34: Igual que yo os he amado) (13). Explica la adhesión en términos de amistad (15), que nace de la comunidad de espíritu y de la común vivencia de entrega. Ha pasado de la metáfora local (15,4: seguir insertados en la vid) a la relación personal (amigos). Requiere que la relación con él sea de amistad. Siendo el centro del grupo, no se coloca por encima de él: quiere ser compañero de los suyos en la tarea común. En contexto de misión, la amistad significa la colaboración en un trabajo que se considera común a todos y responsabilidad de todos. La igualdad y el afecto crean la libertad. La diferencia entre el siervo y el amigo se basa en la confianza. Ésta es total: a sus discípulos Jesús se lo ha comunicado todo.

    La elección es la de todo discípulo (16). En cierto modo, Jesús ha elegido a la humanidad entera, pues ha venido a salvar al mundo (3,17; 12,47); al acercarse el hombre, esa elección queda concretada y realizada por la acogida de Jesús. La frase expresa la experiencia de cada cristiano, pues éste, aunque consciente de su opción libre, sabe que no puede atribuir sólo a su iniciativa la condición de miembro de la comunidad de Jesús. La elección se hace para la misión; los discípulos son colaboradores de Jesús. Él espera que la labor de los suyos tenga un efecto duradero que vaya cambiando la sociedad (que vuestro fruto dure). La dedicación a realizar las obras de Dios (9,4), que es la sustancia de la misión, pone a disposición de los discípulos la fuerza del Padre. A través de ellos se vierte el torrente de su amor.

    Para terminar la sección sobre el amor, repite Jesús su mandamiento (cf.12 )(17), condición para estar vinculados a él y producir fruto. La repetición es, al mismo tiempo, un aviso: si no existe esa calidad de amor, falta lo esencial.

    SÍNTESIS.

    Identificado con Jesús y su mensaje, el grupo tiene su pleno apoyo. La actividad de la comunidad hace llegar a los hombres el amor del Padre que ofrece vida. Jesús excluye la adhesión y el amor propios de siervos o súbditos: deben ser amistad que llega a dar la vida por los amigos. La misión adquiere así una dimensión nueva: los discípulos se dedicarán con él a una labor que sienten como propia; no serán siervos de un señor, sino hombres libres, amigos que comparten su alegría en la tarea común.


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