jueves, 19 de febrero de 2015

3 ESO. FICHA 9.

LA SEMILLA DE MOSTAZA


(PARÁBOLA BUDISTA)

Una mujer joven, habiendo perdido a su primogénito, estaba tan acongojada que vagaba por las calles, rogando por alguna medicina mágica que le devolviera la vida a su hijo. Algunos la veían con lástima, otros se burlaban y la llamaban loca, pero ninguno lograba consolarla. Un sabio, viendo su desesperación le dijo: “Hay uno solo en todo el mundo que puede realizar este milagro. Es el Uno Perfecto, y reside en la parte alta de la montaña. Ve a él y pregunta”. La joven mujer subió a la montaña, se paró y rogó, “Oh Buda, devuelve la vida a mi hijo”. Y Buda dijo: “Ve a la ciudad, y anda de casa en casa, y tráeme una semilla de mostaza de una casa en que nadie ha muerto nunca”.
El corazón de la joven mujer estaba esperanzado a medida que bajaba apresurada la montaña y entraba en la ciudad. En la primera casa, dijo, “El Buda me pide que lleve una semilla de mostaza de una casa en que nadie ha muerto nunca”. “En esta casa han muerto muchos”, le dijeron. Así que fue a la próxima y preguntó otra vez. “Es imposible contar los que han muerto aquí”, le contestaron. Fue a la tercera casa, a la cuarta, a la quinta, y así por toda la ciudad y no pudo encontrar una sola casa que la muerte no hubiera visitado alguna vez. Así que la mujer regresó a la cima de la montaña. “¿Has traído la semilla de mostaza?”, le preguntó Buda. “No, le dijo, ni la busco más. Mi pesar me ha hecho ciega, pensando que sólo yo había sufrido a causa de la muerte”. “Entonces, ¿por qué has regresado?”, le inquirió. “Para pedir que me enseñes la verdad”. A esto Buda le dijo:
“En todo el mundo del hombre,
en todo el mundo de los dioses,
esto sólo es la ley:
Todas las cosas son perecederas”. 

 


VOY A VIVIR LA VIDA.





APRECIA LO QUE TIENES.


¿EN QUÉ CONSISTEN LAS LLAMADAS DEL MÁS ALLÁ?

              Scott Rogo y Raymond Bayless iniciaron en la década de los años 70 una investigación encaminada a descubrir qué verdad se escondían tras las llamadas telefónicas que algunas personas aseguraban recibir de familiares o allegados que pasaron a mejor vida. Sus pesquisas quedaron plasmadas en el libro Phone Calls From The Dead, donde se detallaban casos como el de Mary Meredith, que relataba haber recibido una comunicación de su prima recién fallecida, justo cuando leía una nota dejada por su madre que le informaba del óbito. La mayoría de los telefonazos apenas duraban unos segundos -aunque una se prolongó supuestamente media hora- y en general las voces quedaban distorsionadas por fuertes interferencias. Además, cuando los familiares demostraban sus deseos de ver al interlocutor, este se negaba con cortesía.


               Curiosamente, el célebre inventor Thomas Alba Edison había trabajado infructuosamente en un aparato que le permitiese comunicarse con los difuntos. Lo cierto es que estas historias se sustentan en pruebas demasiado débiles como para ser tenidas en serio. Los psicólogos esgrimen que este fenómeno puede explicarse por diversas causas, como las dificultades que tienen algunas personas para olvidar a sus seres queridos; el consuelo que les produce saber que aún pueden comunicarse con ellos; los fraudes; los sueños vividos; o la presencia de ciertos trastornos mentales.

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MOTIVACIÓN.

MAZDEÍSMO.

La religión mazdeísta es una religión de origen indoeuropeo que todavía perdura en la actualidad. Su nombre se debe a su dios supremo, Ahura Mazda.


UNA RELIGIÓN MUY ANTIGUA.

 El mazdeísmo tuvo su origen en los pueblos indoeuropeos asentados en la zona del actual Irán en el segundo milenio a.e.c. Se llama mazdeísmo a esta religión por el nombre del dios supremo, Ahura Mazda (señor sabio). La época más antigua de esta religión es poco conocida, porque sus textos sagrados, como el Avesta, se escribieron tras una reforma religiosa llevada a cabo por Zaratustra o Zoroastro, un sacerdote que vivió hace más de 2.600 años. Los mazdeístas que aún viven en Irán son cada vez menos numerosos, menos de 30.000 en la actualidad. Esto se debe a la llegada del islam a Irán a partir del siglo VII, ya que fueron perseguidos y una parte de los mazdeístas que no quisieron hacerse musulmanes emigraron a la India, donde se les aceptaba. A estos se les llama parsis y son más de 100.000. También hay unos 10.000 parsis en Pakistán y unos 2.500 en Sri Lanka. Son una comunidad muy próspera dedicada al comercio, a la administración y a las profesiones liberales, pero su número es cada vez menor. Es una religión que está desapareciendo.
 
El rey persa Ardashir I recibe una corona del dios Ahura Mazda, siglo III e.C.

LA RELIGIÓN DE LOS VIKINGOS. UNA RELIGIÓN DE GUERREROS.


El dios vikingo Odín.

La religión de los vikingos es la mejor conocida de las religiones de los pueblos germánicos, porque se hicieron cristianos muy tarde, hace tan solo 1.000 años.

UNA RELIGIÓN DE GUERREROS.

Debido a esta cercanía en el tiempo, se han conservado libros completos en los que cuentan sus mitos y su religión: son las Eddas y las Sagas. La guerra era una ocupación muy importante entre los germanos en general y entre los vikingos en particular, y morir en combate era para ellos el mayor honor, porque creían que iban a un más allá mejor que los demás. Según su mitología, serían llevados por unos genios con forma de mujer, llamadas Valquirias, al Walhalla, la residencia de Odín, un enorme palacio con miles de puertas. Allí deberían esperar entre combates y fiestas la llegada del Ragnarok. Este momento era el del combate final, en el que lucharían junto a su dios contra las fuerzas del mal que, capitaneadas por Loki, intentarían destruir el mundo. Para los vikingos este combate del fin del mundo no se puede parar. Así lo marca el destino al que ni siquiera los dioses, a pesar de todo su poder, pueden escapar. El destino es la mayor fuerza sobrenatural en esta religión. 

NUNCA DIGAS NO PUEDO.

EL ÁRBOL YGGDRASILL.

 
Para los vikingos, los tres niveles del cosmos estaban conectados por un árbol llamado Yggdrasill. De él brotaban tres fuentes: la del saber, la del destino y la fuente de la que nacían todos los ríos de la Tierra. Bajo su sombra, los dioses celebraban su asamblea. Pero, desde su nacimiento, este árbol estaba condenado a la muerte, ya que sus raíces eran roídas por una serpiente y cuatro ciervos comían sus hojas.
La creencia vikinga decía que cuando Yggdrasill cayese llegaría el fin del mundo. El universo estaba dividido en tres mundos que se situaban en torno a este árbol. En Midgardr, la tierra media, habitaban los hombres. Los dioses vivían en Asgardr, mientras que los seres monstruosos estaban en Utgardr, espacio formado por un gran desierto de hielo.
Los habitantes de Utgardr se preparan para el Ragnarok, la gran batalla del fin del mundo. Esta se producirá después de un invierno que durará tres años, tras el cual el Sol y la Luna serán tragados por lobos. Entonces los seres de Utgardr atacarán Midgardr y Asgardr.
Los únicos supervivientes del Ragnarok serán el fuego y una pareja de humanos, Líf y Lifthrasir, que se habrían escondido en Yggdrasill. Ellos serán los encargados de repoblar el mundo.
El culto a los árboles o dendrolatría es un aspecto muy común en diferentes culturas. Se los puede considerar árboles de la vida o árboles sostenedores del mundo.
En otras culturas existe también este simbolismo del árbol cósmico, como entre los grupos chamánicos siberianos o en las culturas de Mesoamérica.
También en lo referido a la pareja de humanos encargados de poblar el planeta existen ejemplos en otras religiones. Es lo que ocurre en el judaísmo y el cristianismo con Adán y Eva o con la historia de Noé, que recibió según el texto bíblico el encargo de repoblar la tierra tras salvarse del diluvio junto a su familia, por lo que transportaba en el arca una pareja de cada animal.
 El dios Tyr, dios del cielo de las tribus germánicas, luchando con un animal encadenado, probablemente Fenrir (siglo VI e.C).
LOS REYES MAGOS DE ORIENTE.

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