miércoles, 30 de enero de 2019

“Morir es un proceso interesante, no duele y termina bien”





Enric Benito, doctor en Medicina con larga experiencia clínica en Oncología y Cuidados Paliativos, pertenece al Grupo de Espiritualidad de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos. 550 personas acudieron a su charla en el Foro Gogoa

Enric Benito.

PAMPLONA- Enric Benito repite a menudo que “morirse es normal, y que siempre acaba bien”. Lo primero es claro: Borges escribió que “morirse es una costumbre que tiene la gente, como la siesta”. Pero, ¿cómo es eso de que siempre acaba bien?
-Cuando yo intento hacer pedagogía, me enfrento a una sociedad donde el miedo y la ignorancia son tan grandes que me doy permiso para provocar un poco con mi lenguaje. Morir es el proceso más interesante que vamos a hacer en nuestra vida. Son momentos de máxima intensidad vital y antropológica. No estar preparados para morir es una lástima, y tener miedo de la muerte es perder la vida. Muchos vivimos en la periferia de nuestra profundidad, no nos conocemos, y despedirnos de nosotros mismos sin conocernos es muy triste: de ahí vienen el miedo y la incertidumbre. Morirse no es fácil, pero ni es tanto como piensa la gente, ni algo tan ligero como lo pinto yo. Bueno, para empezar, nadie se queda medio muerto;el proceso acaba con la gente bien muerta. Los tiempos cambian y, como dijo un humorista: “antes la gente se moría más joven y a la primera;ahora morimos de mayores y después de varios intentos”. Pero es que, después de mi experiencia a pie de cama con cientos de pacientes en agonía, acercándome con respeto, interés y curiosidad para entender ese proceso, me he llevado muchas sorpresas. Siento, experimento, que todo acaba bien, en una conciencia feliz, tras encontrar lo más íntimo y hondo de nuestro interior. Y he concluido que resistirse no evita el proceso de morir, sino que lo complica.
¿Usted no tiene miedo a la muerte? ¿Qué sentido tienen la vida y la muerte? ¿Cómo las considera?
-No tengo miedo a morir. La muerte no es, como algunos dicen, “el final de la vida”. Y lo dicen porque no quieren nombrar a la muerte. Pero la muerte no es más que el espantapájaros que hemos vestido con nuestros miedos. La vida no tiene final. Lo que tiene final es nuestra pequeña biografía. No existe la muerte, existe el proceso de morir. Como el de nacer. Hay un “morimiento”, como hay un nacimiento. Tampoco hay “enfermos terminales”, sino “enfermos culminales” que despiertan a un máximo de conciencia. Tener una confianza de base en la vida es fundamental. Hay motivos para preguntarse y descubrir qué hemos venido a hacer aquí y, luego, ser coherentes.
¿Por qué dice usted además que “morir no duele”?
-El hecho de morir no duele;lo que puede doler es la enfermedad social que puede llevar a sufrir. Solemos repetir en cuidados paliativos que “los cuerpos duelen, y las personas sufren”. En el siglo XXI tenemos morfina y metadonas que permiten controlar el dolor. El sufrimiento existencial, las preguntas como ¿por qué me pasa esto ahora?, no se pueden curar con medicamentos. Buscamos pues otras ayudas en el acompañamiento en paliativos, que no existen como servicio específico en la mayoría de los hospitales, aunque puede haber personas formadas para ello. Pero en los hospitales hemos complicado y medicalizado en demasía un proceso que no es médico ni sanitario. En países industrializados, como el nuestro, el 70% de las personas muere en un hospital, el peor lugar para morir. Porque nadie sabe cómo atender bien el proceso de morir, excepto los pocos profesionales de cuidados paliativos. Un indicador de cómo muere la gente en el hospital, es cuántos mueren con el suero o el oxigeno puestos, lo que es una mala praxis clínica: nadie necesita oxigeno ni suero parara morirse. Sucede que los sanitarios que cuidan hacen ver que hacen algo, porque no saben qué hacer.
¿Hay sufrimiento entre los profesionales sanitarios?
-Yo sé que todo el personal médico, de enfermería y auxiliar es gente buena y bien intencionada para aliviar el dolor y el sufrimiento ajenos. Pero en mi testamento vital he dejado dispuesto que yo no quiero ir a una Unidad de Cuidados Intensivos. Un día, en un curso con profesionales, dije: “Hay un mantra repetido entre los sanitarios intensivistas: Este enfermo no se muere en mi turno”. Y, después que dije eso, sonó un aplauso atronador. Sí, hay sufrimiento entre los profesionales, precisamente porque saben cómo combatir el dolor, pero no tienen herramientas para dar respuesta al sufrimiento humano.
¿Qué razones llevaron a un médico oncólogo como usted a dedicarse a cuidados paliativos?
-Años atrás la realidad no se escondía. El proceso de morir y los velatorios sucedían en las casas. Mi biografía, vital y académica, explica mi trayectoria personal. En los últimos años 50, cuando yo tenía 9 años, vi morir a mi abuelo entre dolores terribles porque entonces no se podía utilizar la morfina;lo que pasé me dejó muy marcado y me prometí que aquello no acabaría así. De joven estudié Medicina, me especialicé en Oncología, investigué y trabajé como clínico durante 23 años. Tuve una honda crisis personal, porque me di cuenta de que lo que hacía era tratar tumores y lo que yo quería era acompañar y ayudar a personas. Entonces pasé a cuidados paliativos y en ello he estado casi 20 años. En 2004 constituimos, dentro de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) el Grupo de Espiritualidad, y me dedico a la docencia en talleres, compartiendo experiencias con profesionales, y a dar charla.
¿Qué necesitamos las personas al morir?
-La muerte es un proceso natural en que la persona necesita intimidad, ser reconocida, no tener dolor, tener un entorno de afecto, seguridad y confianza y ser cuidada integralmente para poder cumplir tres tareas: aceptar lo vivido, conectar con lo querido y entregarse a lo pertenecido, a su fe o sus convicciones hondas. Humanizar el proceso de morir significa reconocer nuestra vulnerabilidad, pero sin olvidar lo que en el fondo somos, nuestra dimensión trascendente.
La Sociedad Española de Cuidados Paliativos va formando profesionales para humanizar y acompañar el proceso de morir. ¿En qué cosas insisten?
-Se trata de conocer bien, a partir de la experiencia clínica, lo que sucede en ese proceso de morir;y hay que trabajar las actitudes y herramientas que debe tener quien acompaña. Además, para el acompañamiento espiritual, hemos construido un mapa de la arquitectura interior del ser humano y un cuestionario para trabajar las relaciones del enfermo con su interior, con otras personas y cosas, y con la realidad transpersonal y trascendente.
Cuando le llega el momento, ¿cuánta gente sabe que se va a morir?
-Una de las cosas fundamentales que debemos saber -y eso lo he aprendido y estoy seguro de ello- es que nadie se muere sin saber que se está muriendo. Cuando le sustraes a una persona la información fundamental de lo que tiene que saber, no puedes impedir que se dé cuenta de lo que le está pasando. El proceso de morir es un tiempo precioso para que cada persona haga las paces con su historia, deje las cosas como hay que dejarlas, y hasta pueda elegir la forma y la música de sus propios funerales. Hay personas que cometen otro error peor, no dejar al moribundo marcharse, y quieren retenerlo posesivamente;no, lo correcto es decirle que ha hecho bien las cosas en su vida, que se le quiere y que puede irse tranquilo y satisfecho.
Cuando la muerte está cercana, ¿cómo suelen comportarse las personas en ese trance?
-El itinerario básico en la cercanía de morir tiene tres etapas muy claras, que hemos podido señalar después de atender a cientos de experiencias y de repasar las tradiciones de sabiduría espiritual. Hay un primer tiempo de caos, miedo, incertidumbre y lucha, de negación de la realidad, de búsqueda de segundas opiniones u otros tratamientos, pero llega un momento en que las resistencias a morir no se sostienen. Aparece una segunda fase en que la persona tiene que hacer una aceptación y entrega a la verdad de lo que le sucede. Y tras ella viene una verdadera sanación, y se alcanza una transcendencia, en el sentido en que la explica Levinas, un “pasar y conocer” y llegar a una conciencia que no se tenía antes. Pero hay que darse cuenta de que eso no ocurre únicamente en el proceso de morir, sino en cualquier crisis existencial a lo largo de la vida. Muchos pacientes hacen un proceso en que se reblandecen sus resistencias a morir y emerge de sí mismos un potencial interno que antes desconocían. Pasan de la lucha a la aceptación y terminan diciendo: “Espero que todo vaya bien”. Algunos pacientes llegan al borde mismo del misterio con contracción, lucha y resistencia, y es en esos casos cuando la situación nos obliga a practicar la sedación y bajar el nivel de conciencia, como si se tratara de un parto en que el bebé se niega a nacer. Cualquier resistencia a un proceso natural, sea el alumbramiento o el proceso de morir, lo complica.
¿Qué es lo que en nosotros se resiste a la hora de morir?
-Las sombras, lo que no hemos vivido, las cosas que no tenemos resueltas, las que hemos dejado pendientes. Hay que prever que en cualquier momento nos puede llegar la hora de morir. Hay que vivir despierto, y en paz con nosotros mismos y con los demás, sobre todo con las personas que apreciamos.
Quiénes acompañan a otras personas en el proceso de morir, ¿qué actitudes deberían tener?
-Ante todo han de entender que morir no es fácil. Y que cada persona hace el proceso cuando puede y como puede. Pero los acompañantes pueden ayudar a facilitarlo. Debe haber una aceptación incondicional del otro;el acompañante no puede mentirle, ni juzgarle. En la propuesta de acompañamiento espiritual que nuestra comisión ha elaborado, indicamos que el acompañante debe tener tres actitudes: hospitalidad, presencia y compasión. Como dice el sacerdote norteamericano Henry Nowen, en su libro El sanador herido: “Hospitalidad es abrir tu casa para acoger al desvalido o extranjero, sabiendo que tu salvación llega en forma de peregrino cansado”. Pero, para abrir tu casa, tú mismo debes tenerla ordenada, conducirte con una cierta armonía interior, y no tienes que tener miedo a que aquella persona que acoges te ensucie un poco el sofá y te contagie algo de lo suyo. La Presencia es convertirse sin miedo en el espejo del otro: respetar y admirar la dignidad de esa persona. Y el arquetipo de la Compasión, en nuestra tradición, es el Buen Samaritano: para ser compasivo hay que ir despierto, ver al que está malherido en la cuneta, ser sensible a su sufrimiento, hacer lo posible para sacarle de su malestar, y tener confianza en que todo acabará bien. El filosofo Martin Buber dice que “a Dios nadie le ha visto, pero, cuando alguien sufre y otra persona se acerca para acompañarla, hay una presencia entre los dos que los transfigura”.
Dice que, para hacer un buen modelo de atención espiritual al enfermo, han construido un Mapa de la Arquitectura Interior del Ser Humano. ¿Dónde nace ese instrumento?
-Para hacer ese buen modelo bebimos de varias fuentes: nuestra práctica clínica grupal (yo he trabajado muchos años en una unidad de Cuidados Paliativos con 20 camas donde morían unas 300 personas cada año), la bibliografía médica que se viene publicando en todo el mundo, y todas las tradiciones espirituales de Sabiduría: Los Necrosales, los Libros egipcio y tibetano de los muertos, o el Ars Moriendi de finales de la edad media, inspirado en principios cristianos. Además, algunos de nuestro grupo teníamos una experiencia personal de sufrimiento bastante considerable. Así llegamos a comprender la Espiritualidad como “humanidad en plenitud”.
¿A dónde lleva ese mapa de nuestra arquitectura interior?
-Lo que constituye a todo ser humano, sea o no sea creyente, su constitución interna es Conciencia: un dinamismo que le impulsa a un anhelo infinito de plenitud: las búsqueda de la excelencia, de la virtud, de la felicidad. Somos seres en relación, una triple relación, con nosotros mismos (intra), con los demás y lo demás (inter), y con el fundamento que nos sustenta (trans). Todo ello culmina que el proceso de morir, en que cada persona debería hacer tres tareas: La primera (intra) es aceptar la vida vivida con todos sus gozos y sombras y reconocer que todo habrá tenido algún sentido. La segunda (inter) es conectar con lo querido, porque necesitamos perdonar y sentirnos perdonados y reconocidos. Y la tercera entregarse a lo pertenecido, a las creencias y convicciones hondas, y al legado personal de humanidad que uno deja.
Parece que siempre quedará presente el misterio del mal, porque hay mucha gente que no muere en su cama. Millones de personas han muerto y mueren de manera injusta y en nuestro mundo, cada día mueren 19.000 niños por causas evitables.
-No tengo respuesta para ese asunto. Mi experiencia es atendiendo a pacientes oncológicos y en cuidados paliativos. Solo se me ocurre decir que, cuando uno es pequeño y tiene poco conocimiento de la vida, puede creer que todo es caos y desorden. Pero, cuando llega a tener un conocimiento más elevado, su percepción y experiencia cambia. Cuando alguien se pregunta por la injusticia y sus porqués, es como si un grano de arena del desierto se levantara y quisiera hacerle una auditoria al universo reprochándole que esto está mal montado y hay que cambiarlo. El cosmos entero debe reírse y responder: ¿pero a dónde vas tú, si no has entendido nada? La pregunta del millón -decía Albert Einstein- es si el universo es un lugar acogedor o un lugar amenazante, si es un cosmos o es un caos, si puedes confiar o tienes que desconfiar. No tengo una respuesta, pero me imagino que hay un orden, aunque yo no lo entiendo. Y no hago una apreciación de lo que está mal, porque eso no me toca.
Está planteado el debate social sobre la eutanasia. Antropólogos, profesores de ética y teólogos católicos -como Hans Küng en su libro Una muerte feliz- hablan de que la persona puede y debe llegar a ser responsable de su propio proceso de vivir y morir. ¿Cómo lo ve usted?
-Hablaré desde donde me corresponde: Soy miembro de honor de la Sociedad de Cuidados Paliativos, que está preocupada porque los cuidados de calidad para acompañar y aliviar el sufrimiento no llegan siquiera a un 45% de todos los españoles. Desde nuestra posición experta, profesional y humana nos parece prioritario legislar sobre la necesidad de extender los cuidados paliativos a todos los ciudadanos. Personalmente no estoy en contra de que se legisle sobre la eutanasia. Pero, en este momento, me parece un postureo político, interesante para algunos pero no prioritario para la comunidad. Lo que urge es formar profesionales, quitar el miedo a la muerte, y acompañar bien. Aun así, encontraremos gente que tiene derecho a reclamar eutanasia, y esas personas tienen que ser escuchadas.

miércoles, 16 de enero de 2019

EL RETO DE CORY



Título original
1000 to 1: The Cory Weissman Story
Año
Duración
94 min.
País
Estados Unidos Estados Unidos
Dirección
Guion
Bob Burris
Música
Arturo Sandoval
Fotografía
James Mathers
Reparto
, , , 
Género
Drama | BiográficoBaloncesto
Sinopsis
Basada en la historia real de una joven estrella de baloncesto, Cory Weissman, que consiguió anotar más de 1.000 puntos en los partidos de competición del instituto. Tras sufrir un derrame cerebral, el lado izquierdo de su cuerpo se quedó paralizado. Sin embargo, a base de esfuerzo consiguió salir como titular a la cancha una vez más, aunque sólo fuera unos segundos. (FILMAFFINITY)

¿Ante una dificultad?

1. ¿Te hundes?
2. Luchas por restablecerte.
Reflexiona sobre tu respuesta.

UNA HISTORIA CASI DIVERTIDA.


Título original
It's Kind of a Funny Storyaka 
Año
Duración
97 min.
País
Estados Unidos Estados Unidos
Dirección
, 
Guion
Anna Boden, Ryan Fleck (Novela: Ned Vizzini)
Música
Broken Social Scene
Fotografía
Andrij Parekh
Reparto
, , , , ,, , , , ,, 
Productora
Focus Features / Wayfare Entertainment / Misher Films / Journeyman Pictures / Gowanus Projections
Género
ComediaDrama | Comedia dramáticaEnfermedadYoung Adult
Sinopsis
A causa de una depresión, Craig (Keir Gilchrist), un adolescente de 16 años, es ingresado en un centro psiquiátrico. Una vez allí, resulta que la sala para jóvenes está cerrada, de modo que no tiene más remedio que acudir a la sala de adultos. Bobby (Zach Galifianakis), uno de los pacientes, pronto se convierte en su mentor y protector. Contando con su apoyo, Craig podrá conocer a un buen número de personas con diversos problemas, descubrirá sus talentos ocultos y hará buenas migas con Noelle (Emma Roberts), una muchacha de su misma edad. (FILMAFFINITY)

DESPUÉS DE LEER LA SIGUIENTE NOTICIA QUIERO QUE ME HAGÁIS UNA REFLEXIÓN PERSONAL. LA QUE OS PAREZCA.


Así es la vida de la madre cuando se suicida un hijo de 19 años

https://www.elespanol.com/ciencia/salud/20170922/248725769_0.html 

miércoles, 9 de enero de 2019

EL LIBRO PRESUMIDO.


Resultat d'imatges per a "libro presumido"Encontrándose dos libros en una biblioteca que se iba ha abrir próximamente, decía el uno al otro:

- No sé como han consentido tu presencia en este lugar, puesto que a diferencia mía eres muy feo. Tu encuadernación no está adornada con oro como la mía, tampoco está hecha de cuero y además no tienes ningún dibujo bello presentándote como portada.

- Al oír estas palabras quedó el segundo libro muy apenado.

Se abrió por fin la biblioteca y el libro feo vió como era el predilecto entre el resto de ellos. Dijo entonces al libro presumido:

- Bien es cierto que eres más bonito que yo,sin embargo, yo soy más leído pues mis páginas contienen más esencia que las tuyas. 
 

EL INFIERNO.


Un grupo de personas murió al mismo tiempo en una catástrofe, y se sorprendieron al encontrarse en un mundo muy similar a éste. Tenían a su disposición todo tipo de entretenimientos y todas las facilidades posibles.
Se asombraron al descubrir que estaban en el infierno. Aquellos que querían vidas excitantes las tuvieron. La gente que deseaba dinero lo obtenía. Se alcanzaban ambiciones de todo tipo.

Había muchos demonios sirviendo, que ayudaban a todos a hacer lo que quisiesen.

Un día, conocido como el “día de las quejas”, un grupo de “condenados” se dirigió al demonio controlador.

Dijeron: “Llevamos una vida maravillosa: fiestas, riquezas, excitación, pero parece como si nos estuviésemos desgastando, nos volvemos poco atractivos unos a otros y lentamente vamos perdiendo las pertenencias que nos llegan tan fácilmente”.
-Sí –dijo el diablo- ¿a que es infernal? 

EL FARSANTE.


ANTHONY DE MELLO.

La sala estaba abarrotada, en su mayoría por ancianas damas. Se trataba de una especie de nueva religión o secta. Uno de los oradores se levantó para hablar, vestido únicamente con un turbante y un taparrabos. Y habló emocionadamente acerca del poder de la mente sobre la materia y de la psique sobre el soma.

Todo el mundo escuchaba embelesado. Al acabar, el orador regresó a su sitio, justamente enfrete de mí. Su vecino de asiento se dirigió a él y le preguntó en voz baja, aunque perfectamente audible:
"¿Cree usted realmente lo que dice de que el cuerpo no siente nada, sino que todo está en la mente y que la mente puede ser conscientemente influida por la voluntad?".

"Naturalmente que lo creo", respondió el farsante con piadosa convicción.

"Entonces", le replicó su vecino, "¿Le importaría cambiarme el sitio? Es que estoy en medio de una corriente...".

Muchas veces he intentado desesperadamente practicar lo que predico.


Si me limitara a predicar lo que practico, sería mucho menos farsante.

EL ECO DE LA VIDA.


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Un hijo y su padre estaban caminando en las montañas. De repente,

el hijo se cayó, se lastimó y gritó:

"AAAhhhhhhhhhhhhhhh ! ! !".

Para su sorpresa, oyó una voz repitiendo,
en algun lugar en la montaña:
"AAAhhhhhhhhhhhhhhh ! ! !"
Con curiosidad, el nino gritó: "Quién eres tú?"
Recibió de respuesta: "Quién eres tú?"
Enojado con la contestación, gritó: "Cobarde!"
Recibió de respuesta:"Cobarde!"
Miró a su padre y le preguntó: "Qué sucede?"
El padre sonrió y dijo: "Hijo mío, presta atención."
Y entonces el padre gritó a la montaña: "Te admiro!"
La voz respondió: "Te admiro!"
De nuevo el hombre gritó: "Eres un campeon!"
La voz respondió: "Eres un campeon!"
El niño estaba asombrado, pero no entendía.
Luego el padre explicó:
"La gente lo llama ECO, pero en realidad es la VIDA...
Te devuelve todo lo que dices o haces...
Nuestra vida es simplemente reflejo de nuestras acciones...
Si deseas más amor en el mundo, crea más amor a tu alrededor...
Si deseas más competitividad en tu grupo, ejercita tu competencia...

Esta relación se aplica a todos los aspectos de la vida...
La vida te dará de regreso exactamente aquello que tu le has dado."

TU VIDA NO ES UNA COINCIDENCIA...

ES UN REFLEJO DE TI MISMO....

EL DÍA Y LA NOCHE.


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Un maestro gurú caminaba con sus discípulos. El maestro enseñaba valiéndose de preguntas llenas de contenido, acertijos que guardaban en sí toda la sabiduría de la vida. Y siempre sorprendía a sus discípulos con sus sabias enseñanzas.

En cierta ocasión, mientras anochecía, preguntó a sus discípulos si sabrían decir cuándo acababa la noche y comenzaba el día.
El primero de ellos dijo:

“Cuando ves a un animal a distancia y puedes distinguir si es una vaca o un caballo”.

“No”, dijo el gurú.

“Cuando miras un árbol a distancia y puedes distinguir si es un pino o es una encina.”

“Tampoco”, dijo el gurú.

“Está bien, dijeron los discípulos, dinos cuándo es.”

“Cuando miras a un hombre al rostro y reconoces en él a tu hermano; cuando miras a la cara a una mujer y reconoces en ella a tu hermana. Si no eres capaz de esto, entonces, sea la hora que sea, aún es de noche.” 


EL DESEO.



Un visitante de un manicomio vio cómo uno de los internos se balanceaba de una silla mientras, con aire tierno y satisfecho, repetía una y otra vez:

“Lulú, Lulú…”.

“¿Cuál es el problema de este hombre?”, le preguntó al médico.

“Lulú. Es el nombre de la mujer que le dio calabazas”, respondió el doctor.

Siguieron adelante y llegaron a una celda con las paredes acolchadas, cuyo ocupante no dejaba de golpear su cabeza contra la pared mientras gemía: “Lulú, Lulú…”.

“¿También es Lulú el problema de este hombre?”, preguntó el visitante.

“Sí”, dijo el médico. “Este es el que acabó casándose con Lulú”. 
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EL CONSEJO DEL OSO.


(L. TOLSTOI)
Dos amigos atravesaban un bosque intrincado y salvaje en el que no había vestigio alguno de la civilización.
De pronto apareció ante ellos un oso hambriento que les salió al encuentro con actitud amenazadora.

Uno de los dos amigos, atropellando al otro huyó rápido, sin preocuparse del compañero. Procurando su propia salvación se encaramó rápidamente a un árbol.

El otro, para salvarse, no encontró fórmula mejor que tirarse en tierra, quedándose inmóvil y sin respirar, como si estuviera muerto.

Llegó el oso, le lamió durante un buen rato y, creyéndole muerto, se fue.

Cuando el oso desapareció, el amigo que se había subido al árbol, todavía temblando, preguntó:

-“Cuando el oso se ha acercado, parecía que te estaba hablando. ¿Qué te ha dicho?”…

-“Me ha dicho una sola cosa: que no me fie nunca de los amigos como tú.”

EL BEDUINO ENAMORADO.



(AHMED IBN MOHAMMED, SIGLO X)
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Un joven beduino, vagando en el desierto, vino a parar cerca de un pozo junto al cual se encontraba para sacar agua una muchacha guapa como la luna llena. El joven beduino se le acercó y le dijo:
-“¡Estoy perdidamente enamorado de ti!”.
La joven le responde:
-“Cerca de la fuente hay otra muchacha tan guapa que yo no soy digna de ser su sierva”.
El joven beduino giró enseguida la cabeza y se puso a buscarla: No había nadie.
Entonces la muchacha exclamó:
-“¡Qué hermosa es la sinceridad y qué fea es la mentira! Dices amarme y basta que yo te hable de otra mujer para hacerte girar la cabeza y buscarla desesperadamente”. 


EL ÁRBOL.




(JACQUES LOEW)
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Un viajero caminaba por un pueblo que le era completamente desconocido. Después de haber recorrido un extenso valle estrecho y sinuoso que le ocultaba el horizonte, he aquí que aparece improvisadamente una llanura. Aquí se encuentra frente a un árbol que jamás había visto, un árbol de extraordinarias dimensiones, un árbol no comparable con ningún otro sobre la tierra.

El viajero vio ante todo las raíces de este árbol, raíces poderosas, que levantaban la tierra. Después vio el tronco, un tronco tan grueso que no pudo abarcarlo con una sola mirada. Por fin vio las hojas del árbol, unas hojas tan frondosas, que se extendían tan altas que no le era posible distinguir la copa del árbol.

El árbol era para él tan grande que no lograba de ninguna manera percibir la grandeza.

Queriendo contemplar el árbol, el viajero se acercó simplemente al tronco: lo examinó, miró su corteza rugosa, aquellos pocos decímetros cuadrados que tenía a la vista.

Y mirando de cerca la corteza, vio algunas inscripciones dejadas por otros viajeros; letras y fechas ambiguas.
Después continuó examinando la corteza: percibe líquenes y musgo que han crecido como pueden crecer hongos o musgo en los viejos troncos del árbol.

El viajero vio también ramas secas al pie del árbol y, en ciertos puntos del inmenso tronco, partes excavadas en las que la vida se había retirado.

Y se alejó diciendo: “He encontrado un árbol medio muerto”.

El viajero se equivocó. Debería haber hecho el esfuerzo de retirarse tal vez un kilómetro hacia atrás, para ver el árbol en todo su esplendor y en toda su majestuosidad. Pero no tuvo el coraje de hacerlo. Tan sólo vio una pequeña parte.

No cometamos, por lo tanto, el error de aquel viajero. Miremos la vida en su totalidad. 


DISFRUTA EL PRESENTE.



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Ahora estoy leyendo mas y limpiando menos. Me siento en la terraza y admiro la vista sin fijarme en las malas hierbas del jardín. 

Paso mas tiempo con mi familia y amigos y menos tiempo en el trabajo. He comprendido que la vida debe ser un patrón de experiencias para disfrutar, no para sobrevivir. Ya no guardo nada. 

Uso mis copas de cristal todos los días. Me pongo mi saco nuevo para ir al supermercado, si así lo decido y me da la gana. Ya no guardo mi mejor perfume para fiestas especiales, lo uso cada vez que me provoca hacerlo. Las frases "algún DIA..." y " uno de estos días", están desapareciendo de mi vocabulario. 

Si vale la pena verlo, escucharlo o hacerlo, quiero verlo, escucharlo o hacerlo ahora. Son esas pequeñas cosas dejadas sin hacer las que me harían enojar hoy. Enojado porque deje de ver a buenos amigos con quienes me iba a poner en contacto "algún DIA" Enojado porque no escribí ciertas cartas que pensaba escribir "uno de estos días".

Enojado y triste porque no les dije a mis hermanos y a mis hijos con suficiente frecuencia, cuanto los amo. Ahora trato de no retardar, detener o guardar nada que agregaría risa y alegría a nuestras vidas. 

Y cada mañana me digo a mi mismo que este DIA es especial,....cada DIA, cada hora, cada minuto... es especial.

BREVEDAD.



Resultado de imagen de la vida pasa tan deprisa
He nacido hoy de madrugada,
viví mi niñez esta mañana
y sobre el mediodía
ya transitaba mi adolescencia.
Y no es que me asuste
que el tiempo se me pase tan aprisa,
sólo me inquieta un poco pensar
que tal vez mañana
yo sea demasiado viejo

para hacer lo que he dejado pendiente.