MI REFLEXIÓN PERSONAL.
Una mujer se quejaba ante una amiga que había ido a verla de los desaliñada y poco cuidadosa que era una vecina suya. "¡Tendrías que ver cómo lleva de sucios a los niños... y cómo tiene la casa! Es una auténtica desgracia tener que vivir con semejante vecindario... Echa una mirada a la ropa que tiene tendida en el patio: fíjate en las manchas negras que tienen esas sábanas y esas toallas..."
La amiga se acercó a la ventana, miró hacia afuera y dijo: "A mí me parece que esa ropa está perfectamente limpia, querida. Lo que tiene manchas son tus cristales."
CIERRA TUS OJOS.
EL ANIMAL QUE SE CONVIRTIÓ EN DIOS.
YUYAL NOAH HARARI.
Hace 70.000 años, Homo sapiens era todavía un animal insignificante que se ocupaba de sus propias cosas en un rincón de África. En los milenios siguientes se transformó en el amo de todo el planeta y en terror del ecosistema. Hoy en día está a punto de convertirse en un dios, a punto de adquirir no solo la eterna juventud, sino las capacidades divinas de la creación y la destrucción.
Lamentablemente, el régimen de los sapiens sobre la Tierra ha producido hasta ahora pocas cosas de las que podamos sentirnos orgullosos. Hemos domeñado nuestro entorno, aumentando la producción de alimentos, construido ciudades, establecido imperios y creado extensas redes comerciales. Pero ¿hemos reducido la cantidad de sufrimiento en el mundo? Una y otra vez, un gran aumento del poder humano no mejoró necesariamente el bienestar de los sapiens individuales y por lo general causó una inmensa desgracia a otros animales.
En las últimas décadas hemos hecho al menos algún progreso real en lo que a la condición humana se refiere, reduciendo el hambre, la peste y la guerra. Sin embargo, la situación de otros animales se está deteriorando más rápidamente que nunca, y la mejora en la suerte de la humanidad es demasiado reciente y frágil para poder estar seguro.
Además, a pesar de las cosas asombrosas que los humanos son capaces de hacer, seguimos sin estar seguros de nuestros objetivos y parecemos estar tan descontentos como siempre. Hemos avanzado desde las canoas a los galeones, a los buques de vapor y a las lanzaderas espaciales, pero nadie sabe adónde vamos. Somos más poderosos de lo que nunca fuimos, pero tenemos muy poca idea de qué hacer con todo ese poder. Peor todavía, los humanos parecen ser más irresponsables que nunca. Dioses hechos a sí mismos, con solo las leyes de la física para acompañarnos, no hemos de dar explicaciones a nadie. En consecuencia, causamos estragos a nuestros socios animales y al ecosistema que nos rodea, buscando poco más que nuestra propia comodidad y diversión, pero sin encontrar nunca satisfacción.
¿Hay algo más peligroso que unos dioses insatisfechos e irresponsables que no saben lo que quieren?
DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS.
Menuda aventura en la que se embarcaron el 6 de septiembre de 1620 un grupo de disidentes religiosos ingleses camino de América. Eran peregrinos que no comulgaban con el anglicanismo oficial inglés y se dijeron, pues, mira, fletamos un barco y nos vamos a la otra punta del mundo, que allí sólo hay indios y no nos meterán el dedo en el ojo. El famoso buque Mayflower partió aquel día 6 de Plymouth con ciento dos colonos a bordo. Qué mareo de travesía.
Los peregrinos del Mayflower se fueron a América en busca de riqueza y libertad, para que nadie les dijera cómo pensar ni en qué creer, lo cual no quiere decir que no fueran muy religiosos. Eran más que eso. Eran puritanos. Como al rey de Inglaterra, Jacobo I, no le gustaban, y a ellos tampoco les gustaba Inglaterra, llegaron a un acuerdo con la corona, el rey les dio permiso y se largaron con viento fresco y mar en calma. Dos meses duró la travesía, porque se metió el mal tiempo, hubo muchas averías y el pasaje tuvo que encerrarse en las bodegas, mareado perdido. Tenían muy claro que llegaban vivos o no llegaban, pero no iban a dar la vuelta. Fue un milagro, en el periplo sólo murió una persona.
Tres mujeres se embarcaron embarazadas y una de ellas parió en el camino. Al niño, por supuesto, lo llamaron Océanus. Al final llegaron, pero no les interesaba desembarcar en una colonia inglesa, porque estaría llena de anglicanos y acabarían teniendo el mismo problema que en Inglaterra. Continuaron hasta un lugar que John Smith, aquel que dijeron que fue el novio de Pocahontas, había bautizado como Plymouth. Qué casualidad, partieron de Playmouth, Inglaterra, y se instalaron en Playmouth, América.
Los indios recibieron bien a los peregrinos del Mayflower, les enseñaron cómo cultivar allí la tierra y todos hicieron buenas migas. Meses después recogieron la primera cosecha, tan abundante, que montaron una juerga de tres días. Y esta fiesta fue la que dio origen al famoso y machacón Día de Acción de Gracias, ese que sale en todas las películas con la familia comiéndose un pavo.
EL DIOS DE JESÚS EN EL EVANGELIO DE MARCOS.
En Marcos, el Dios de Jesús es el que ama a la humanidad entera y quiere comunicarle vida; ese amor se concreta en la creación del hombre nuevo (el reinado de Dios) y, mediante él, de la sociedad nueva (el reino de Dios). Ese amor universal que comunica vida constituye "el secreto del Reino" (4,11), que ha sido explicado por Jesús en su actividad descrita a partir de 1,39 hasta 3,12. La insistencia de Mc sobre la universalidad del Reino, y la consiguiente igualdad de todos los pueblos y hombres respecto a la salvación, es continua. Ha desaparecido el privilegio de Israel y su calidad de pueblo elegido. De la antigua elección queda solamente la prioridad en ser invitado al reino antes que las naciones paganas; pero el nuevo Israel debe aceptar su condición de igualdad con los demás pueblos y ponerse al servicio de la humanidad entera.
AYER TE VI.
¿QUÉ ES LA SOLIDARIDAD?
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