EL SOLDADO.
- Mi capitán, solicito permiso para ir al frente. Mi amigo Tom salió esta mañana y aún no ha regresado.
- Permiso denegado, soldado. Su amigo probablemente estará muerto.
Regrese a su puesto.
Pero el soldado desobedeció la orden y salió hacia el frente.
Al anochecer, volvió al campamento, mortalmente herido, cargando a su amigo
muerto sobre sus hombros. Al ver aquello, el capitán se enfureció:
- ¡Le dije que no fuera! ¡Ah. Ahora perderé a dos soldados en vez de uno! Dígame, ¿valió la pena que arriesgara su vida para traer un cadáver?
- Sí, mi capitán –respondió el soldado antes de morir. Cuando lo encontré me dijo: “Johny, estaba seguro de que vendrías”.
SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN.
PARÁBOLA DEL SEMBRADOR.
CASTIGAD A LOS BARBUDOS.
Hubo un período en la historia en el que tener barba podía conllevar quedarse sin los bienes materiales y ser expulsado de la Iglesia.
El PAPA LEÓN III.(795-816) promulgó la nueva disposición, que pretendía de este modo alejarse lo más posible de la estética de los clérigos y los sacerdotes griegos. Con posterioridad también el PAPA GREGORIO VI. (1045-1046) promulgó una bula papal que ordenaba el afeitado de todos sus sacerdotes y castigaba al que no cumpliera la norma. Incluso los fieles cumplieron los designios de sus mandatarios y acudían afeitados a la iglesia.
Los mandatarios eclesiásticos recobraron la cordura a partir del siglo XV, cuando esta absurda norma fue aboolida e incluso algún Papa se dejaría crecer, tiempo después, una venerable barba.
MOTIVACIÓN.
NO SEAS IRRESPONSABLE.
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