LOS DOS HERMANOS.
(CUENTO TRADICIONAL EGIPCIO).
Dos hermanos, el uno soltero y el otro casado, poseían una granja cuyo fértil suelo producía abundante grano, que los dos hermanos se repartían a partes iguales.
Al principio todo iba perfectamente. Pero llegó un momento en que el hermano casado empezó a despertarse sobresaltado todas las noches, pensando:
-No es justo. Mi hermano no está casado y se lleva la mitad de la cosecha: pero yo tengo mujer y cinco hijos, de modo que en mi ancianidad tendré todo cuanto necesite. ¿Quién cuidará de mi pobre hermano cuando sea viejo? Necesita ahorrar para el futuro mucho más de lo que actualmente ahorra, porque su necesidad es, evidentemente, mayor que la mía…”
Entonces se levantaba de la cama, acudía sigilosamente adonde su hermano y vertía en el granero de éste un saco de grano.
También el hermano soltero comenzó a despertarse por las noches y a decirse a sí mismo:
-“Esto es una injusticia. Mi hermano tiene mujer y cinco hijos y se lleva la mitad de la cosecha. Pero yo no tengo que mantener a nadie más que a mí mismo. ¿Es justo, acaso, que mi pobre hermano, cuya necesidad es mayor que la mía, reciba lo mismo que yo?”.
Entonces se levantaba de la cama y llevaba un saco de grano al granero de su hermano.
Un día, se levantaron de la cama al mismo tiempo y tropezaron el uno con el otro, cada cual con un saco de grano a la espalda. Se explicaron los motivos y su relación de hermanos quedó fortalecida para siempre.
Muchos años más tarde, cuando ya habían muerto los dos, el hecho se divulgó. Y cuando los ciudadanos decidieron erigir un templo, escogieron para ello el lugar en el que ambos hermanos se habían encontrado, porque no creían que hubiera en toda la ciudad un lugar más santo que aquél.
PARÁBOLA DEL AMIGO INSISTENTE.
¿CÓMO ERA JERUSALÉN ANTES DE CRISTO?
No es fácil encontrar una ciudad tan antigua y con tal número de destrucciones y reconstrucciones sucesivas. Estuvo ocupada desde el Calcolítico, hace 5.000 años. Se supone que la colina sobre la que se asienta fue el monte donde Yavé pidió a Abraham que sacrificase a su hijo. Antes se llamaba Jebús, y era capital del pueblo de los jebuseos. El rey David la conquistó, hizo de ella su capital y la llamó Salem, la ciudad perfecta. Su hijo Salomón la convirtió en sede del gran Templo. En el siglo VI, el ejército de Nabucodonosor destruyó la metrópoli y el Templo. Se reconstruyeron. Luego llegaron los romanos y bajo el reino de Herodes la embellecieron y ampliaron. Fue en esa época de esplendor cuando Jesucristo fue crucificado en la colina del Gólgota, junto a la urbe. Treinta años después, los judíos se alzaron contra Roma y el emperador Tito la destruyó completamente.
SACRAMENTO DEL ORDEN SACERDOTAL.
TIEMPOS DIFÍCILES.
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