De las primeras sílabas de los versos de un himno a san Juan Bautista conocido como Ut queant laxis. Fue escrito en latín en el siglo VIII y atribuido a Pablo el Diácono: Ut queant laxis / resonare fibris / mira gestorum / famuli tuorum / salve polluti / labii reatum /Sancte loannes. (Para que puedan / exaltar a pleno pulmón /las maravillas /estos siervos tuyos, / perdona la falta /de nuestros labios impuros, / San Juan).
Hasta entonces, las notas se denominaban con las primeras letras del alfabeto: A, B, C, D, E, F y G. Fue el monje benedictino italiano Guido de Arezzo (991- 1050), principal musicólogo de la Edad Media, al que también debemos el tetragrama -precursor del actual pentagrama-,
quien se percató de que cada frase musical empezaba con una nota superior a la que antecedía y tuvo la idea de emplear la primera sílaba de los versos para identificarlas con mayor facilidad. Luego, en el siglo XVII, el musicólogo Giovanni Battista Doni sustituyó la nota ut por do, que, al terminar en vocal, se adaptaba mejor al canto.
Giovanni Battista Doni
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