
La manzana no se conocía todavía en Oriente. Su elección se debe a una
defectuosa traducción de la Vulgata de san Jerónimo de las palabras de
la serpiente: Et erit sicut dei scientes bonum et malum... ("Y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal.") Como "manzana" en latín es malus, malum, de
ahí proviene la confusión. Ahora bien, después de siglos diciendo que
fue una manzana más vale "sostenella y no emendalla", frente a los
judíos que creen que fue un higo y frente a los ortodoxos que optan por
la naranja. Los musulmanes, por su parte, creen que se bebió un vaso de
vino. Apena constatar que ni en eso nos ponemos de acuerdo las gentes
del Libro. Los judíos se inclinan por el negro y rajado fruto de la
higuera porque Adán y Eva en cuanto pecaron y descubrieron que estaban
desnudos se cubrieron las vergüenzas con hojas de higuera, las que
tenían más a mano obviamente.
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