Un total de veintitrés habitaciones dobles y sencillas, dos triples, dos deluxe, dos júnior suites, seis deluxe superior (con nombres de pintores italianos) conforman una oferta con el lujo clásico esperado en semejante ubicación.
El desayuno se sirve en la última planta, en la llamada Sala Bernini, lugar asimismo de las cenas y agraciado también por la hermosa vista.
El hotel pertenece a la Administración vaticana, lo que queda evidenciado en los cuadros de papas y también en la hoja de oración que, en vez del periódico, es introducida por debajo de la puerta de las habitaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario