sábado, 14 de octubre de 2017

JUDAÍSMO. RECURSOS XV.

VENTAJAS DE LA COMIDA KOSHER.

 Pizzería kasher en París.
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En algunos comercios se puede encontrar comida kosher, así como en los vuelos de la mayoría de las compañías aéreas. También la consumen personas que no son de religión judía, porque les ofrece garantías para la salud. La comida kosher no lleva conservantes ni colorantes y se hace con productos o animales criados de un modo natural.



A veces se ha relacionado la longevidad de algunos de los judíos que siguen estrictamente la dieta kosher con la alta calidad de esta. Pero, además, en estas prohibiciones hay razones de salud que ya fueron planteadas por sabios judíos en el medievo, debido a que el cerdo es un animal que tiene muchas enfermedades que puede transmitir al hombre, por lo que la prohibición sería también una medida higiénica para evitar contagios y epidemias.


El antropólogo Marvin Harris en su conocido trabajo de Vacas, cerdos, guerras y brujas, o Bueno para comer, plantea que la prohibición de comer y criar cerdos tendría un origen simplemente económico basado en un cálculo de calorías producidas y calorías aportadas. Según Harris, la explicación se fundamentaría en que los vegetales que consume el cerdo son los mismos que consume el ser humano, por lo que se produce una competencia por la cosecha; mientras que los rumiantes toman alimentos ricos en celulosa como la paja o la hierba, que el hombre no puede digerir, con lo que esta competencia no existe. Además, el cerdo no sirve de montura ni de animal de carga, siendo muy costosa, incluso insostenible, su cría en lugares áridos y desérticos como aquellos en los que vivían los israelitas y los árabes.
Resultado de imagen de un shojet matando un pollo




En la Torá se exponen las prescripciones alimenticias que distinguen los animales comestibles de los que no lo son. El cerdo, por ejemplo, es un animal impuro y no puede comerse, lo mismo que el conejo.

Además, no se puede comer la sangre, por lo que hay que matar a los animales de modo que se desangren completamente para que se conviertan en alimento puro. De ahí que el oficio de shojet o «matarife» esté muy relacionado con la religión. Tampoco está permitido comer a la vez carne y leche, ni cocinarlas juntas, de tal modo que en muchas familias judías hay dos vajillas que no se mezclan: una para cocinar y servir la carne y otra para la leche y sus derivados.

Estas normas alimenticias impiden a los judíos cumplidores aceptar comida de no judíos o de judíos no cumplidores, ya que la mínima cantidad de comestible impuro contamina al resto. Por ejemplo, un huevo que tenga una pequeña mancha de sangre en su interior no puede comerse.

Así, a lo largo del tiempo, estas costumbres relativas a la dieta impidieron que las poblaciones judías y no judías desarrollaran los lazos de amistad que se consolidan en la comensalidad, es decir, en la acción de comer en común, importante para muchas sociedades porque las relaciones entre los que comen juntos son de amistad.

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