EL SHABBAT.
Otro símbolo de los judíos es la santificación del sábado, llamado shabbat en hebreo. Es un día dedicado al descanso y a la religión en el que está prohibido desarrollar cualquier tipo de trabajo, recordando que Dios, tras la creación del mundo en seis días, descansó el séptimo.
La celebración comienza el viernes por la tarde, cuando se encienden dos velas dando la bienvenida al shabbat, y finaliza con la caída del sol del sábado. La comida que se consume durante este período es especial y debe ser cocinada con anterioridad al comienzo de la celebración.
El primer acto que se realiza antes de comenzar a comer es la división del pan y la bendición de la mesa. El sábado por la mañana se debe asistir a la sinagoga para que toda la comunidad judía pueda celebrar junta la festividad a través de la lectura de la Torá. Al llegar a la sinagoga se saluda al resto de la comunidad con un saludo especial, shabbat shalom, que significa «que la paz sea contigo en shabbat».
Después de participar en la celebración comunitaria de la sinagoga, la familia vuelve a su casa, donde permanece descansando hasta la caída de la noche.
En cualquier caso, hoy en día no todos los judíos cumplen del mismo modo las normas de santificación del sábado. Los hay más estrictos y cumplidores, y muchos que adoptan una actitud menos rigurosa.
Las tres religiones del Libro tienen un día sagrado en el que se descansa y se dedica más tiempo a la oración. Ese día de congregación y de oración de los fieles son el viernes en las mezquitas para los musulmanes, y los domingos para los cristianos en las iglesias. Entre los cristianos y los musulmanes hay también días señalados en los que se ayuna o que se establecen especialmente para la oración. Pero en ninguno de estos dos casos el cumplimiento de las obligaciones del día sagrado es tan estricto como para los judíos. Algunas de las prohibiciones durante el shabbat son, por ejemplo, no cocinar, ni sembrar o segar, ni encender fuego para cocinar, ni llevar cargas o vender.
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