Tobías padre había quedado ciego.
Era un hombre justo y muy caritativo. Tobías había sido muy rico, pero
después se empobreció, llegando a vivir en la miseria. Viajando en
cierta ocasión por la Media, prestó a un paisano suyo, llamado Gabelo,
diez talentos de plata, cantidad bastante elevada. Una mañana llamó
Tobías a su hijo, llamado también Tobías, como su padre, y le dio el
encargo de que fuera a Ragés a cobrar los diez talentos que le debía
Gabelo. Cuando el joven Tobías salía de la humilde casa de sus padres,
se encontró con un joven que iba también a Ragés y que conocía muy bien a
Gabelo. Este joven era el arcángel San Rafael, pero de momento no se
dio a conocer.
En el camino llegaron a la orilla del
río Tigris. Tobías .se fue a lavar los pies, pero un pez que nadaba por
aquellas aguas saltó, asustando a Tobías, pero su acompañante le mandó
agarrarlo y sacarlo fuera. Por consejo de su amigo, guardó el corazón,
la hiel y el hígado del pez.
Al llegar a Ragés, el ángel le dijo:
«Aquí hay un hombre llamado Raguel, de tu tribu, el cual tiene una hija
llamada Sara, la cual debes tomarla por esposa. Pídesela a su padre».
Tobías fue recibido por Raguel con muestras de gran cariño. Pidió por
esposa a su hija Sara, pero el padre se resistía, pues había tenido tres
maridos y los tres habían muerto en la noche de bodas. El ángel apoyó
las pretensiones de Tobías. Sara fue entregada a Tobías como esposa.
El padre le dijo: «Come, bebe y
alégrate; a ti te toca recibir a mi hija. Que Dios misericordioso os
colme de felicidades». Mientras tanto, el ángel Rafael partió a casa de
Gabelo y cobró los diez talentos de plata.
Cumplidos catorce días de la boda, el
joven matrimonio decidió partir camino de la casa paterna. Los padres
de Sara dieron a los jóvenes esposos hacienda, ganados y dinero. El
padre les bendijo, diciéndoles: «Que el Dios del Cielo os dé feliz
viaje, hijos míos». Luego les besó. La madre de Sara dijo a Tobías.
«Hijo mío, que el Señor del Cielo te dé una vida feliz y a mi ver los
hijos de mi hija, para que me alegre en presencia del Señor».
Entre tanto, Ana, madre de Tobías,
estaba sentada, mirando al camino para ver si divisaba a su hijo. Cuando
creyó verle dijo a su marido: «Viene nuestro hijo y con él su
compañeros. El ángel Rafael dijo al joven Tobías: «Tu padre recobrará la
vista».
Después de abrazar con gran cariño a
sus padres, el hijo derramó la hiel sobre los ojos de su padre y al
instante recobró la vista. Tobías, todo emocionado, bendijo al Señor.
Cuando Tobías quiso dar al guía la
mitad de los bienes, el ángel les dijo: «Bendecid a Dios y glorificadle.
Habéis hecho el bien y nada malo os pasará. Por eso me envió Dios a
curarte a ti.
Yo soy Rafael, uno de los siete
santos ángeles que presentamos las oraciones de los justos». Ellos
quedaron turbados y llenos de temor, y cayeron de hinojos y dieron
gracias al Cielo. En aquel instante el ángel desapareció.
El Arcángel San Rafaeles el Custodio de Córdoba desde el siglo XVI, tal como proclamó ante el padre Roelas, cuando la peste azotó a la ciudad y afirmó que el propio San Rafael se le había aparecido.
Desde entonces, la devoción por San Rafael ha llevado a que en la actualidad se le tome como patrón de la ciudad, en lugar de sus auténticos patroness, San Acisclo y Santa Victoria. Su fiesta, el 29 de Septiembre, no es fiesta local, ya que Córdoba celebra su festividad local el antiguo día de San Rafael, el 24 de octubre.
La ciudad está llena de referencias al Arcángel. Los más visibles son los Triunfos, pero también el estadio municipal, un antiguo arroyo, hoy desaparecido, calles y plazas, iglesias (iglesia del Juramento de San Rafael, Iglesia de San Rafael), un cementerio, unas bodegas... y por supuesto, el propio nombre, uno de los más comunes en Córdoba.
APARICIONES DE SAN RAFAEL.
Teodomiro Ramírez de Arellano recoge en su Paseos por Córdoba que cuando la peste asolaba la ciudad en el Siglo XVI, el Arcángel se apareció en sueños al padre Andrés de las Roelas,
estando el fraile gravemente enfermo. Durante sus apariciones le reveló
que el salvaría a la ciudad de la peste. Parece que, efectivamente,
poco después de la última dejaron de morir las gentes de Córdoba. Fue
nombrado Custodio Eterno de la ciudad y pocos años después se levantó el primero de los triunfos a él dedicados por la ciudad.
Otro milagro atribuido al Arcángel es la identificación de las reliquias de los Santos Mártires aparecidas en Iglesia de San Pedro. El mismo padre Roelas, aún convaleciente, decidió salir a pasear. Sin apenas darse cuenta llegó al quemadero (Ronda del Marrubial), y allí vio tres figuras, dos hombres y una mujer que irradiaban gran luz. Al acercarse a él, uno de ellos le habló de San Acisclo y Santa Victoria confirmándole que los restos hallados recientemente les pertenecían.
TRADICIONES.
Su fiesta se celebra el 24 de octubre. A finales del siglo XX la festividad de los Arcángel San Gabriel, San Miguel y San Rafael fueron reunidos en un mismo día, el 29 de septiembre.
Sin embargo, a Córdoba se le concedió el privilegio de mantener la
festividad según la tradición, en atención a la gran devoción que la
ciudad le dedica. Es, junto a la Fuensanta, las dos fiestas locales de la ciudad.
Es tradicional que en este día de San Rafael los cordobeses acudan en masa al campo a degustar los conocidos peroles, así como acudir a la Iglesia del Juramento a ver al llamado Custodio de la ciudad.
En Córdoba el nombre de Rafael (Rafa) es uno de los más populares. Casi
en cada familia hay un Rafael o Rafaela, aunque en los últimos años del
siglo XX, la popularidad del nombre femenino ha decrecido mucho.
TRIUNFOS.
Debido a la extensa devoción existente en la ciudad, básicamente cada
barrio del casco histórico de la ciudad mantiene triunfos y estatuas
dedicadas al arcángel:
- Triunfo de San Rafael de la Puerta del Puente (A)
- Triunfo de San Rafael de la Plaza de la Compañía (B)
- Triunfo de San Rafael de la Plaza del Conde de Guadalhorce (C)
- Triunfo de San Rafael de la Plaza de los Aguayos (D)
- Triunfo de San Rafael del Puente de San Rafael (E)
- Triunfo de San Rafael de Puerta Nueva (F)
- Triunfo de San Rafael de la Plaza del Potro (G)
- Estatua de San Rafael del Puente Romano (H)
- Estatua de San Rafael de la Fuente de la Fuenseca (I)
- ALTARES.
- En la esquina de las calles Candelaria y Lineros hay un Altar o retablo del Arcángel San Rafael, a ambos lados, San Acisclo y Santa Victoria, y debajo, en una hornacina, la Virgen de Linares. Fue realizado en el siglo XIX.Teodomiro Ramírez de Arellano lo recoge en Paseos por Córdoba:
- PINTURAS.
- Además de los Triunfos y altares, San Rafael ha sido representado en grabado y en pintura en numerosas ocasiones.En 1652, Antonio del Castillo lo representa con el escudo de Córdoba, su juramento, y portando un pez en la otra mano.También en el siglo XVII, Juan de Valdés Leal lo representa con iconografía parecida: un pez en una mano y una cartela en la otra, que muestra una escena de Tobías y una inscripción.Juan Bernabé Palomino realiza un grabado con la escena de la aparición al padre Roelas en el siglo XVIII, y varios de sus discípulos, como Nicolás Carrasco y Juan Barcelón vuelven a representarlo. Este último recibe el nombramiento de académico de mérico a causa de su estampa de San Rafael.
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