miércoles, 13 de septiembre de 2017

EL CANTAR DE LOS CANTARES.

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A)     EL TEMA CONYUGAL.

 Dos veces lo dice San Juan en su carta primera: "Dios es amor" (4,8.16). No se ha dicho cosa más alta de Dios. Ni del amor. Además el amor ancla al hombre en Dios: "Quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él" (4,16).
De qué amor habla San Juan? Uno responderá que trata del amor purísimo a Dios, y citará: "Amemos a Dios, pues él nos amó primero" (4.19). Pero se le refutará con otra cita: "Si uno dice que ama a Dios y no ama al prójimo, es un mentiroso" (4,20).
¿De qué amor al prójimo se habla aquí? Alguien pensará que se trata de un amor espiritual o espiritual izado, victorioso de la atracción y deseo corporal. Y esto no es cierto. O bien de un amor superpersonal y generalizante, una especie de amor a la humanidad sin tropezar con personas concretas. Y esto no es cierto.
Pensemos en el paradigma del amor, el amor de marido y mujer.
En el misterioso descubrimiento del otro, a quien darse sin perderse, realizando la plenitud en la unión. El extraño salir de sí, éxtasis, para encontrarse en otro. La fuerza creadora, el poder fecundo, el momento eterno. El ansia y el gozo y la victoria sobre el temor: "En el amor no cabe el temor, pues el amor perfecto expulsa el temor" (1 Jn 4,18).

B. EL TEMA PERSONAL.

Plenitud de la unión personal que, desde dentro, desde un centro, ilumina y transfigura el mundo, elevándolo a la conjunción humana del amor: primavera, frondas, flores y frutos, bosques y jardines, pájaros, valles y montañas, astros y constelaciones. El amor los nombra, y al nombrarlos los coloca concéntricos a sí mismo.
De eso nos habla este brevísimo libro, colección de canciones para una boda, diálogos de novios recordando y esperando. Durante la semana que sigue a la boda los novios son rey y reina: si él es Salomón, ella es Sulamita, si él es "pastor de azucenas", ella es "princesa de los jardines". Cantos con dos protagonistas por igual. Él y ella, sin nombre declarado, son todas las parejas que repiten el milagro del amor.
El tema personal lo domina todo: "llévame contigo, amor de mi alma, ven a mí, mi amado es mío y yo soy suya" Y qué densidad de sufijos posesivos, de primera y segunda persona. Todo lo demás es escenario o símbolo, comparsas, irradiación y presencia. Hasta el cuerpo es presencia personal.
La persona es la totalidad y no un reducto espiritual, incorpóreo.




El amor del Cantar bíblico cree en el cuerpo, contempla extasiado el cuerpo, del amado y de la amada, y lo canta y lo desea. Lo contempla como cifra y suma de bellezas naturales: montañas, árboles, animales. La belleza total y multiforme de la creación reside en el cuerpo cantado: gacelas, gamos, cervatillos, palomas y cuervos, corderos, una yegua; también granadas y azucenas, palmeras y cedros, y un montón de trigo; las albercas y el Carmelo y el Líbano. Y también la belleza




que fabrica el hombre: joyas y copas, columnas y torres. Casi nos atrevemos a parafrasear: al ver los amados la belleza del cuerpo, descubren que el mundo es muy bueno, como en un reposo genesíaco.
La contemplación es camino y pausa de la posesión. El gozo del amor sintetiza los deleites, sobre todo aromas y sabores. Aromas de bosques y jardines, de vides e higueras en flor, o elaborados, de mirra e incienso: "Despierta cierzo, llégate austro, orea mi jardín, que exhale sus perfumes". Y los sabores: de uvas, manzanas y dátiles, de miel y leche, y sobre todo de vino.

C. TRASCENDENCIA DEL AMOR.

Los amantes en el éxtasis del amor parecen ocupar y llenar todo el libro, como protagonistas únicos, como único protagonista. Es verdad que la canción evoca otras figuras: pastores y centinelas, escolta, espectadores de la danza. Pero llega el momento de la soledad, de "expulsar las raposas", del conjuro a las muchachas; el momento del sueño del amor "hasta que él quiera".
Se podría pensar que el amor se agota en sí mismo, se justifica así, niega lo demás. Pero adviene un relámpago que evoca las dos oscuridades, el Abismo y la Muerte. Y en el relámpago la gran revelación: "llamarada divina" .
El amor es grande, es invencible, porque es fuego que viene de Dios, y viene de Dios porque "Dios es amor". El Cantar bíblico canta un amor intenso, único, exclusivo de un hombre y una mujer: "una sola es mi paloma", "mi viña es sólo para mí". Si ese amor, sin perder intensidad, pudiera abarcar y abrazar a todos los hombres, ese amor sería la más alta "encarnación" del amor de Dios, de Dios amor. Así lo entiende Pablo en Ef 5,32.
¿Quién se atreve a describir el gozo del cielo, la unión plena y definitiva con Dios? Y no sería tan difícil: el cielo es amor; y por eso el amor es cielo. "La alegría que encuentra el marido con su esposa la encontrará Dios contigo" Is 62,5.
El amor de este libro todavía tiene resquicios de temor y dolor: raposas que destrozan, sorpresas nocturnas, llamar en vano, buscar sin encontrar, la fascinación inerme ... Todavía no es perfecto. Pero precisamente en su límite nos descubre un amor sin límite, sin sombra ni recuerdo de temor, la plenitud de amar a Dios y a todo en él.

D. EL ESTILO.

El estilo del libro se adapta al tema. Es rico en imágenes y comparaciones, se complace en expresiones de doble sentido, bien fáciles en el tema erótico, cuida mucho la sonoridad, pues las canciones se cantaban o recitaban. La versión española intenta recrear una sonoridad grata, con los recursos de nuestra lengua. En cuanto al ritmo, he escogido el ritmo acentual de nuestro cancionero tradicional.

E. LA INTERPRETACIÓN ALEGÓRICA.

a) Ya entre los rabinos se leyó el libro como alegoría del amor de Yhwh por Israel, según tradición profética. Y se repartieron sus poemas según las etapas de la historia de Israel.
b) Entre los cristianos el punto de arranque fue Ef 5. El libro se leyó como alegoría del amor del Mesías Jesús a la Iglesia. A partir de la figura colectiva de la Iglesia, se movieron en dos direcciones: el amor del Hijo de Dios por una naturaleza humana, el amor del Mesías por miembros individuales de la Iglesia. Entre ellos se señalan: María, las mártires, las vírgenes (en su consagración), el alma (en figura femenina; místicos).
Creo que hoy se puede practicar la lectura alegórica con tal de que se apoye en un soporte firme de sentido literal.

1 1El mejor cantar por Salomón.  
Besos  

2iQue me bese con besos de su boca!
3Son mejores que el vino tus amores,



es mejor el olor de tus perfumes.
Tu nombre es como un bálsamo
           fragante, 
y de ti se enamoran las doncellas.
4iAh, llévame contigo, sí, corriendo,



a tu alcoba condúceme, rey mío:
a celebrar contigo nuestra fiesta
y alabar tus amores más que el vino!
¡Con razón de ti se enamoran!

Diálogo 

ELLA        

5Tengo la tez morena, pero hermosa,
muchachas de Jerusalén,
como las tiendas de Cadar,
los pabellones de Salomón.
6No os fijéis en mi tez oscura,
es que el sol me ha bronceado:
enfadados conmigo, mis hermanos
de madre me pusieron a guardar sus viñas;
y mi viña, la mía, no la supe guardar. 

ELLA        
7Avísame, amor de mi alma, 
            dónde pastoreas, dónde recuestas
            tu ganado en la siesta,
            para que no vaya perdida
            por los rebaños de tus compañeros. 

EL       
8Si no lo sabes,
tú, la más bella de las mujeres,
sigue las huellas de las ovejas,
y lleva a pastar tus cabritos
en los apriscos de los pastores.
9 Amada, te pareces a la yegua
de la carroza del Faraón. 
10iQué bellas tus mejillas
con los pendientes,
tu cuello con los collares!
11Te haremos pendientes de oro,
incrustados de plata.

ELLA     

12Mientras el rey estaba en su diván,
              mi nardo despedía su perfume.
           13Mi amado es para mí
           una bolsa de mirra 
que descansa en mis pechos;
14mi amado es para mí
como ramo florido de ciprés
           de los jardines de Engadí. 

EL      

15¡Qué hermosa eres, mi amada,
           qué hermosa eres!
Tus ojos son palomas.

ELLA     

16¡Qué hermoso eres, mi amado,
              qué dulzura y qué hechizo!
Nuestra cama es de frondas
y las vigas de casa son de cedro,
y el techo de cipreses.  



1,1 La designación cantar o canción es, como en castellano, genérica. Cantar de los cantares es un calco de la forma hebrea de un superlativo relativo. Que su autor sea Salomón, que lo haya compuesto para su boda con una princesa egipcia no pasa de leyenda. Una ingeniosa y fantástica teoría dice que Salomón compuso de joven el Cantar, ya maduro los Proverbios, de viejo el Eclesiastés.

Nota al empezar el comentario. El texto hebreo encierra muchas palabras y expresiones dudosas, enigmáticas. Los comentaristas tienen que recurrir a conjeturas y con frecuencia no van de acuerdo. El texto hebreo está escrito todo seguido. Divisiones y títulos son obra del comentarista y son ya un comienzo importante de comentario. Cada uno ofrece el suyo y no puede imponerlo.  

1,2 El verbo hebreo inicial coincide aquí fonéticamente con regar o abrevar. Muy pronto empiezan los juegos sonoros. 
1,3-4 Comienza la presencia envolvente de aromas y sabores, vino. Juega con la asonancia de nombre / fama con aceite / perfume: shem y shemen, como Ecl 7,1. Corrigiendo el hebreo de "alabar", resulta "embriagarnos"; pero la mención del amor suena bien en la fiesta.  

1,5-2,7 Una serie de unidades, que otros separan, parecen unidas por el recurso del diálogo y por el movimiento final hacia el abrazo y el reposo.  

1,5 Cadar es una tribu de beduinos; sus tiendas son ásperas y de color oscuro, mientras que los pabellones o cortinajes de palacio son elegantes.  

1,6 Las muchachas de Jerusalén estiman la blancura como parte de la belleza femenina. Las tareas del campo, a pleno sol, atentan contra ese ideal de belleza, que la protagonista no acaba de asimilar. Los hermanos se portarán mejor al final, 8,8s. Empieza el juego metafórico que nuestros viejos poetas llamaron viña = niña. 
1,7 Los compañeros pueden ser un peligro, y ella busca sólo a su pastor.  

1,8 La yegua, animal regio, bello de formas. 2 Cr 1,16.  

1,9 Ez 16,10-14.

1,14 En vez de "ciprés", podría ser alheña. Engadí es un oasis al noroeste del Mar Muerto, proverbial por su encanto. El nombre significa en castellano Fuentelchivo.  

1,15 "De palomas" o simplemente "palomas".  

1,16 Este verso se puede poner en boca de él. Describe un refugio apartado en la floresta, al aire libre y cobijados por árboles frondosos.

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