No querer cambiar de opinión, a pesar de disponer de todos los requisitos mentales para hacerlo, tiene que ver con algunos de los grandes descubrimientos neurológicos de los últimos años. Estamos hablando del poder avasallador de las convicciones propias, frente a la percepción real de los sentidos. Me refiero al papel desempeñado por las creencias y convicciones heredadas del pasado a la hora de configurar el futuro. Muchas personas toman decisiones no en función de lo que ven, de lo que consideran bueno o malo, sino en función de lo que creen, de sus convicciones, de lo que el biólogo evolutivo y etólogo británico Richard Dawkins tildaba de código de los muertos: pautas de conducta excelentes hace miles de años, que han dejado de ser útiles y que, no obstante, siguen vigentes.
En segundo lugar, las convicciones heredadas no sólo nos impiden comprender lo que vemos, sino algo más inesperado: no podemos predecir el futuro porque únicamente sabemos imaginar el futuro recomponiendo el pasado. Un pasado pergeñado por nuestras convicciones de ahora y arreglado de tal forma que nos permita fabular el futuro.
Esta pequeña reflexión, según mi interpretación, hace referencia al paso de los años y nuestra evolución como personas. Aunque a veces pensemos que tenemos la razón, es necesario siempre abrir la mente para poder crecer y construirnos a nosotros mismos
ResponderEliminar- Carmen Díaz 1 BTO A
Creo que la reflexión trata un tema más importante de lo que pensamos, ya que todos nosotros tenemos una serie de ideales y creencias a los que nos aferramos, y es considerablemente difícil hacernos cambiar de opinión, y nos negamos a escuchar ideas y opiniones diferentes a las nuestras. Pienso que es importante, ya que quizás, si todos abriéramos nuestra mente a nuevas ideas, tal vez podríamos evitar muchos problemas que ocurren en el mundo, solo por el hecho de tener ideales diferentes.
ResponderEliminar- María Isabel Márquez Martínez 1 BTO A