Cuando
una persona viste de forma ridícula, inadecuada o extravagante se dice
que va hecha un adefesio. Este modismo que hace alusión a la ropa deriva
de otro referido a la palabra. Antes, se recriminaba con el dicho
"hablar adefesios" al orador que en su discurso emitía algún
despropósito o disparate mayúsculo.
El
vocablo adefesio proviene de Ad Ephesios, el título de una carta de San
Pablo a los fieles de Éfeso, ciudad grecorromana que se levantó a
orillas del mar Jónico.
Aunque
en ella se condenaba la embriaguez y se desaconseja la ingesta de vino,
el carácter de cosa inútil o absurda se lo atribuyó el humor popular
tal vez por los consejos que se vierten en el capítulo V de la epístola y
que el cura sermonea a los recién casados.
En
concreto, se mofa de la parte en que el apóstol invita a los maridos a
que amen a sus mujeres como Cristo amó a la Iglesia y en la que recuerda
a la esposa la obediencia y devoción que debe mostrar hacia su
compañero.
Éstas
y otras exhortaciones ad-efesios, referentes a la fidelidad conyugal,
por lo general se olvidaban al salir de la iglesia, según el vulgo
soponía y dejó constancia de la expresión hablar ad-efesios.
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