La costumbre de celebrar el 6 de enero, día de la Epifanía, con el
roscón de Reyes tiene su origen en una fiesta cristiana del siglo XI.
El
día 6 de enero los niños se despiertan nerviosos por la ilusión de
abrir los regalos que les dejan los Reyes Magos la noche anterior y,
tras la emoción inicial, llega el desayuno a base de roscón y chocolate
caliente para coger fuerzas y estrenarlos. La costumbre de celebrar el 6
de enero, día de la Epifanía, con el roscón de Reyes tiene su origen en
una fiesta cristiana del siglo XI conocida como el rey del haba.
Ésta consistía en elegir a uno entre los niños más pobres de un pueblo
para coronarle como rey de la Epifanía y agasajarle con regalos,
vestidos y manjares.
Este festejo popular también se celebraba a nivel familiar: ese mismo
día, en los hogares se hacía un gran roscón en el que se introducía una
sorpresa -una judía, una moneda o un objeto pequeño-. Al que le tocaba
se le coronaba rey y presidía la mesa.
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