TEXTO BÍBLICO UTILIZADO: LA BIBLIA DEL PEREGRINO. AUTOR L. A SCHÖKEL.
TRANSCRIBIMOS DEL LIBRO DEL LEVÍTICO 17,10-12.
">>Cualquier
israelita o emigrante residente entre vosotros que coma sangre, me
enfrentaré con él y lo extirparé de su pueblo. 11Porque la vida de la
carne es la sangre, y yo os he dado la sangre para uso del altar, para
expiar por vuestras vidas. Porque la sangre expía por la vida. 12Por eso
he prescrito a los israelitas: ni vosotros ni el emigrante residente
entre vosotros comeréis sangre".
EXPLICACIÓN.
Como
el aliento infundido por Dios es vida del cuerpo, así la sangre es vida
de la carne: derramada la sangre, la carne muere; derramar la sangre es
dar muerte. A Dios pertenece todo, y de modo especial la vida de
hombres y animales. La carne se la cede al hombre como alimento, la
sangre, que es la vida, se la reserva y exige cuenta de ella (Gn 9,4).
Solamente se la cede al hombre para el culto, es decir, para volverla a
recibir en homenaje y expiación; para que el hombre salve su vida
ofreciendo en sacrificio la del animal (Éx 12,7.13; cfr Heb 9,22). El
precepto recoge el respeto ancestral del hombre ante la sangre y le
infunde un sentido teológico. Como precepto, inculca que la vida es
sagrada. Dejar morir una persona
invocando este precepto (testigos de Jehová respecto a transfusiones de
sangre) es pervertir su sentido inicuamente.
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