La creencia en demonios (del griego daimon, "genio") y espíritus malignos se remonta a la Prehistoria y
está presente en casi todas las religiones. Las ideas cristianas
respecto a estos seres tienen su origen en alusiones a los "espíritus
impuros" que aparecen en el Antiguo Testamento y, seguramente, en mitos ancestrales heredados
tanto de Babilonia o Egipto como de los cultos paganos con los que el
cristianismo primitivo entraba en contacto según se expandía. Así, los
espíritus de la naturaleza de estos pueblos solían ser vistos como
diablos menores por los Padres de la Iglesia. En la Edad Media, la
teología cristiana elaboró una compleja jerarquía de ángeles caídos,
liderados por Satán -ya citado en la Biblia-, cuyo nombre podría
traducirse como "el adversario".
miércoles, 12 de septiembre de 2018
¿DESDE CUÁNDO EXISTE EL DIABLO?
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