Las primeras capillitas u hornacinas -unas urnas de madera que contienen la imagen de un santo o una virgen protegida
por un cristal- surgen de la devoción a la Virgen y a los santos por
parte de la comunidad franciscana y de las órdenes de caballería
medievales. En el capítulo Visitas domiciliarias, de los
frailes franciscanos, se relata cómo las hornacinas de la Virgen del
Carmen, san Antonio de Padua y san Francisco de Asís circulaban por los
hogares, según un orden preestablecido, para unir en la oración y en la
piedad a las familias devotas. Junto a la ellas a veces figuraban un
libro de oraciones y una hucha para depositar limosnas. Cuando se
terminaba la lista de vecinos devotos, la capillita era entregada por su
celador a la parroquia de la que dependía. Hoy en día, esta tradición se mantiene viva en algunas zonas rurales.
sábado, 15 de septiembre de 2018
¿CUÁL ES EL ORGIEN DE LAS CAPILLITAS?
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